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La violencia doméstica no da tregua en Nueva York.

NY NUEVA YORK

Violencia doméstica, la pandemia que se esconde más en la crisis del COVID-19.


Unas 600 denuncias se reportan cada día en Nueva York, 25 por hora, y aunque los asaltos físicos, sexuales y las muertes disminuyeron en el último año, las llamadas a la línea de ayuda del Estado se dispararon en 34%.

La violencia doméstica no da tregua en Nueva York, y según afirman víctimas silenciosas como Consuelo Rodríguez, la crisis del COVID-19 ha hecho que los abusos sufridos a diario por mujeres como ella, se “escondan” bajo la pandemia. La madre ecuatoria admite que tiene miedo de denunciar y confiesa que siente que si pide ayuda, su esposo pudiera “descubrirla” y termine quedándose sin el apoyo económico que recibe.

“Uno se siente entre la espada y la pared. No quiero vivir más así, pero creo que no tengo opción, al menos por ahora”, dice la joven, quien tiene 3 niños, y asegura recibir “gritos, ofensas y, de vez en cuando un golpe”, por parte de su marido.
Rodríguez es según las propias autoridades de Nueva York uno de los tantos casos que se presume no reportan los incidentes que pululan en la ciudad, y que de sumarse a los aproximadamente 230,000 denuncias de violencia doméstica que el NYPD recibe anualmente, dispararía las cifras.
El sargento Edward Riley, vocero del NYPD, reveló que al día en la Gran Manzana se reciben en promedio casi 600 llamadas, es decir, unas 25 cada hora, y aunque los consolidados de cifras del año pasado, comparados con el 2019 muestran un ligero descenso en varias conductas criminales contra víctimas, las autoridades no lo ven como un parte de victoria, pues coinciden en que el encierro generado por el COVID-19, ha sido un enemigo en esa lucha.
Así lo reconoce el Estado de Nueva York, revelando que sus análisis dejan ver que la pandemia del COVID-19 ha sido caldo de cultivo para esta problemática. Entre otras cosas, es claro que el aislamiento es una herramienta de uso común en situaciones de violencia doméstica para aumentar el poder y el control de los abusadores.